BLASS
Orompello 269
¿Bar boutique? Una apuesta distinta dentro de los bares del barrio de la Diagonal Pedro Aguirre Cerda que incluye La Casa y el Café Pablo Neruda, es lo que trae el bar Blass. Con sus salas de colores, su decoración electro-mimimal y su súper patente de alcoholes, es el único que vende copetes-copetes y se inscribe dentro de los lugares más onderos aparecidos en el último tiempo. En el Blass también se puede comer, son buenas sus tablas aunque sus sandwishes aún no lo logran del todo, pero digámoslo la carta es más que decente. La gracia es que sus dueños le apuntaron al trabajar sobre las falencias de sus colegas. Me explico, acá no hay mesas cojas, es más, uno de sus salones son cojines entorno a una mesa hecha con durmientes ferroviarios y vidrio, los baños siempre están impecables y huelen bien, cosa muy rara.
Punto aparte es la atención, su cuerpo de garzones son amables y siempre atentos, eso de poner en la mesa un picoteo y un pocillo de salsa golf o mayo-mostaza por cortesía de la casa es todo un plus. Cabe destacar que como todo en la vida, nada es gratis y este bar es el más caro del sector lo que implica que su público tenga un poquito de más edad y de lucas, por cierto. Un buen consejo es que deben desarrollar un cuento musical más definido que sea coherente con su propuesta estética, experimentar con algo más sofisticado quizás e incluso disponer un espacio para un dj o tocar más jazz. Y por favor, para los puristas éste no es un bar gay si bien es friendly, que sea un lugar con cuento sólo significa que los dueños tienen algo más de buen gusto y dedicación.
Molgan
Verde, Amarillo y Rojo. Es raro, todavía hay gente que no cacha dónde está Blass, afuera tampoco hay nada que lo identifique claramente más que él ir y venir de su “distinguida clientela”, porque este sí que podríamos decir es un lugar para profesionales jóvenes, hay de todo como en la misma viña del señor, me he topado hasta con rostros de la tv local, que por supuesto nadie conoce, nadie más que yo que llevo como un año sin cable. Ha habido cambios positivos: atrás quedaron las papas fritas con queso y mayo en plato grande, para dar paso a las pizzas, tablas recomendables y algunos atisbos de comida árabe; lo mejor es la lista de copetes, variada y asequible con happy hour que es de verdad feliz con dos martines dentro, va también en versión nocturna (después de las doce). La atención está bien, pero la música sigue siendo un debilidad como en la mayoría de los boliches que frecuentamos, aquí no tienen respeto por nada, si en “La Casa” es esquizofrénica, perdón ecléctica; aquí si que da lo mismo, yo he escuchado a Madona toda la tarde o de frentón Ricardo Montaner compartiendo escenario con Prodigy, valor señores…
Molgan
Verde, Amarillo y Rojo. Es raro, todavía hay gente que no cacha dónde está Blass, afuera tampoco hay nada que lo identifique claramente más que él ir y venir de su “distinguida clientela”, porque este sí que podríamos decir es un lugar para profesionales jóvenes, hay de todo como en la misma viña del señor, me he topado hasta con rostros de la tv local, que por supuesto nadie conoce, nadie más que yo que llevo como un año sin cable. Ha habido cambios positivos: atrás quedaron las papas fritas con queso y mayo en plato grande, para dar paso a las pizzas, tablas recomendables y algunos atisbos de comida árabe; lo mejor es la lista de copetes, variada y asequible con happy hour que es de verdad feliz con dos martines dentro, va también en versión nocturna (después de las doce). La atención está bien, pero la música sigue siendo un debilidad como en la mayoría de los boliches que frecuentamos, aquí no tienen respeto por nada, si en “La Casa” es esquizofrénica, perdón ecléctica; aquí si que da lo mismo, yo he escuchado a Madona toda la tarde o de frentón Ricardo Montaner compartiendo escenario con Prodigy, valor señores…
La característica principal del lugar son las distintas salas con distintos colores que le otorgan un toque especial, con el tiempo han optimizado correctamente el espacio y el ambiente con cojines en el suelo es una alternativa para los que se sienten más gitanos o hippies según sea el caso, eso sí ojo con las pulgas, es un derecho reclamar si sienten que no han sanitizado como corresponde.
Blass es bonito, cómodo y aunque eventualmente podríamos pillar a alguna “loca” elevando la voz para ser escuchado, no es muy desordenado que digamos (hay un guardia a la entrada), lo más excitante podría ser encontrarse con el fantasma del alemán, que dicen se aparece de tanto en tanto. Como sea, el juego de elegir un color donde sentarse te predispone a diferentes sensaciones, para mí todo pasando en el amarillo.
Juanita Tornazol
Juanita Tornazol
Donde no estás tú. (20:00 hrs. Tomar la cartera, un poco de plata, llamados por teléfono, un lugar) Llegar al Blass es un poco complicado, sólo se distingue por su fachada plateada en el lado del barrio dónde antes no pasaba nada. (Llegamos, ya están dentro, en los cojines, o en el bar, el happy terminó, unas chelas y picadillo pa` empezar) Al entrar se hace evidente que el público es más pudiente que en el resto de los lugares cerca, incluye rubias taradas, cabezas huecas y las alegres personas de siempre recién pagadas (Contarnos un rato, tanto tiempo, unas mejor, otras mal, él no ha cambiado, ella se va) Es interesante que muchas de las amigas que andan por acá vienen siempre sin pareja, posiblemente se debe a que no existe macho de la ciencias sociales, lenguas o arte que prefiera calidad antes que cantidad, ellos prefieren 10 doradas, nosotras un burgués margarita… (El hijo está hablando, el pololo la gorreó, no consigo trabajo, el sueldo subió. El teléfono suena, no tengo tiempo, quédate hasta las 12:00, tomamos algo más)…aunque sin duda y de vez en cuando, hay algunos varones más arriesgados que no se urgen por la etiqueta de bar gay que tiene el lugar y llegan a saludar a Jack (Nos dan las 12:30, unos tragos de a par, unas tablas, y más cigarros, tenemos mucho de qué hablar) Pasadas las 12:00 de la noche vuelve el ansiado happy hour con más fuerza que antes, eso sí, aunque he ido varias veces, nunca he logrado averiguar a que hora cierran... (Ya es muy tarde, me entro agua al bote, unos chicles y la cuenta, alguien se fue sin pagar. Denme la plata, yo pongo el resto, que aquí aceptan credit car)… mmm, la verdad es que tampoco he logrado averiguar cómo es que siempre se me pierde plata.
Magnolia Bipolar
2 comentarios:
wena wena!
me gusta mucho el blass...
voi menos que al resto de los lugares para beber, principalmente por el tema presupuestario...
tiene gyros más ricos que los del gyros!!!!!!! ñam ñam...
mmm... nunca había oído ese comentario de que era para gays... pero estoy de acuerdo en eso de que los hombres prefieren la cantidad a la calidad... para mi una lata de torobayo vale más que un barril de cristal =D
aps... y para que magnolia no me moleste... creo que el blass no se hace pequeño como los lugares anteriores...
adioz
Realmente, yo extraño las papas fritas con queso que vendian al principio. La tabla con millones de "pikles" la encuentro 1/2 ordinaria para tanta alcurnia que da la carta. No he probado los gyros"pero no creo haya uno mejor que el del waya's gyros. El Blass me aburrió un rato, como que estoy media alejada de ese rumbo... mucho de lo mismo aburre.
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