Contador de Crónicos de Bar

Para Escuchar Mientras Lees

viernes, 27 de abril de 2007

LA MANO - LA PATÁ

La Mano, un tremendo grupo de la querida PAC en Santiago, se encuentra grabando su primer disco, y nosotros tratando de convencerlos que se aparezcan por CCP... por mientras tenemos el placer de deleitarlos con su primer single: La Patá.
Dejen sus comentarios acá para que los cabros sepan sus opiniones.

CHARLA DE BAR 2:

¿Que te gustaría hacer cuando “grande”? (tradúzcase por egresado) Comensal 1, “…Viajar a Machu-Pichu para hacer el camino del Inca y reencontrarme con mi esencia latinoamericana y bla bla bla… Sentarme a meditar en esas piedras sagradas y fumarme uno…”. Comensal 2, “…También viajar pero a Nueva York por si me encuentro a la Angelina Jolie y en una de esas adoptar un niñito exótico, no uno de por aquí porque son muy flaites y salen feos en las fotos…”. Comensal(a) 3, “…hay no sé, viajar por todo el mundo sin ataduras, despertar en ciudades diferentes cada vez, ser aventurera, rebelde, osada. Pero igual casarme y tener hijos –una parejita y ojalá rubios- tener una buena nana… pero siempre rebelde eso sí…”. RC

jueves, 19 de abril de 2007

CHARLA DE BAR 1:

¿Cómo te gustaría morir a ti? Comensal 1, antisistema, okupa, vegetariano estricto, vegano, opositor al proyecto Pascua-Lama, está en contra de todas las leyes-empezando por la de gravedad, usa zapatillas Converse (este dato no es relevante pero igual las usa) “…en combate contra las fuerzas represivas del estado burgués y ojala en el Día del Joven Combatiente…”. Comensal 2, deportista reciente, acota “…atropellado, corriendo, para que el diario titule: Muere Joven Deportista, Su familia esta triste pero conforme porque murió haciendo lo que más le gusta…”. Comensal 3, dueño de hormonas muy retozonas: “…en manos de un marido celoso que me encuentre con las manos en toda la masa y saltando de un quinto piso para que la Cuarta titule: Muere Patas Negras, Un testigo dice que le escucho gritar ¡muero feliiiiz! Su mujer declara: murió en su ley el desgraciado…y haciendo lo que más le gusta”. RC

miércoles, 18 de abril de 2007

EL TRICIKLO


O`Higgins 1177 - CCP



Tres ruedas y tambaleando. Abrir la puerta y encontrarse con un living-living, es decir, sillones de cuero negro con gente tomando cerveza es algo totalmente distinto a lo que se acostumbra en este tipo de lugares. La principal gracia del bar El Triciclo, es que funciona a tres ruedas. Digamos que el primer piso es el más relajado, está el living, unas cuantas mesas y una barra. Subiendo las escaleras está el segundo piso que es un poco más caótico, sin embargo, tiene un espacio para la música en vivo, lo que siempre es un acierto, además de un par de habitaciones donde se puede disfrutar de la música o la conversación, al gusto del cliente.

La rueda chica vendría a ser este entrepiso, tercer nivel o entretecho, como quieran llamarle, que a veces lo abren, al parecer depende de la cantidad de clientes y la época del año. Los precios son asequibles, aún hay chelas a luca y tienen sandwiches y pizzas baratas y buenas, por lo que se comenta. Este no es un bar muy-muy limpio, a pesar de ello, se han esmerado en los baños pues están en condiciones más que aceptables, hay que destacar la atención es rápida y que los garzones son amables.
Con todo, este espacio no logra forjarse una identidad, ya que no hay una onda definida ni en la decoración, ni en la carta ni en la música que se escucha, sin embargo, tiene potencial, espacio y un público que está mostrando fidelidad. Destaco su excelente ubicación respecto de las micros, qué mejor que locomoción a la puerta, más aún cuando se sale un poco doblado o el viento está muy fuerte. Un dato: acá hay harta mesa coja. Molgan.

¿La Torre de Pizza? Francamente son pocos los monumentos arquitectónicos que pueden sorprender por las fallas técnicas en su construcción que ellos posean, yo sólo recuerdo dos en estos momentos: La Torre de Pisa y Venecia, una se distingue por inclinarse progresivamente, y la otra por hundirse. Ambas, destacadas por su belleza romana, son visitadas por miles de personas al año que se pasean atraídas esperando que nunca ellas culminen su elegante derrumbe. Sin embargo, y como suele suceder en esta cacería de bares, he podido encontrar un criollo ejemplo o malversación de lo anteriormente dicho: El Triciklo que, a pesar de su atención, sus intentos de tener música en vivo, su baño limpio, sus exquisitas pizzas, y su entrañable chimenea en invierno, se obstinó en alojarse en una construcción riesgosa, en la cual, a cada piso que subes, mayores posibilidades de caer estrepitosamente con material de construcción y todo.



Obstinadamente también, en vez de hacer de ello un motivo abierto de protesta, no falta el bebedor que sube las escaleras en busca del rinconcito más apartado; y así, tal como existe y se cuenta el chiste del Hotel para Mujeres, los otros pisos del Triciklo siguen ahí para demostrar que no existe un bebedor satisfecho con dos confortables pisos, ni un comerciante que no quiera tratar de sacar provecho. Magnolia.


Atentado contra el Feng Shui. Qué Conce es una ciudad con onda y cuna de artistas de renombre, no es más que un título ostentoso que hace rato no tiene asidero, por lo menos en lo cercano. Las bandas emergentes, emergen de no sé dónde y algunas se presentan en el Triciklo.
Entonces, se podría pensar que este es el tipo de bar con onda al que se está atento de su agenda de actividades, porque podríamos encontrarnos con alguna revelación que nos hiciera brillar de nuevo el orgullo penquista, pero no!, los jóvenes “artistas” en su mayoría con espíritu rockero que he visto en el lugar, no muestran más que un intento delicado e impetuoso de lo que podría ser un ensayo en el garage de su casa, al que asisten todos sus amiguis que le “avivan la cueca” y toman chela hasta cuando se desmonta el escenario para seguir el carrete en otra parte.

Creo que los números artísticos en el Triciklo, no son más que una estrategia para motivar el gasto, lo que no sería malo si no tuviera ese dejo pretencioso, (para ver el seudo show se te obliga a consumir). Pero no todos los días hay presentaciones, generalmente son los días jueves y sé que las semanas siguientes habrá algunos djs.
La disposición del inmobiliario es nefasta, es horrible enterrarse las puntas de las mesas en el michelín, en general, el lugar no tiene un concepto claro, la carta, el look y la música, están disociados entre sí, no por eso desconoceremos que la comida es rica y barata; en cuanto al servicio, es bastante mejor que en otros lados, pero uno no se puede encariñar con los meseros, porque los cambian constantemente.

Tengo la sensación de que el Triciklo tiene ganas e interés de ser algo más de lo que es actualmente y creo que con visión y buen gusto se podría transformar en una especie de club que tenga su lenguaje propio, desde ya suerte para ustedes. Por ahora no es más que otra chelería oscura y fome a la que se va cuando tu lugar favorito está lleno o hay alguien al que no quieres saludar. Juanita Tornazol.

martes, 17 de abril de 2007

Pequeña Serenata Nocturna


El cielo preñado de nubes anuncia lluvia, esa lluvia tan molesta y melancólica que es parte integrante del paisaje penquista otoñal. El día se retira y arriba ocurre un fenómeno: comienza a oscurecer. Las calles se despoblan lentamente de ciudadanos y ciudadanas que regresan al hogar. Las mesas y sillas de algunos cafés comienzan a guardarse. Las vías principales contribuyen en algún grado, con la contaminación emanada de los tubos de escape de la docena de buses que en fila, se rozan los parachoques con indiferencia.

Anochece en la ciudad, Concepción la bella, y algunos bares que en el día languidecen, comienzan a llenarse de “habitues”. Pequeños locales sin cromo ni mucho plástico. Pocas mesas, todas ocupadas, paredes rugosas, baños minúsculos con las habituales inscripciones obscenas, credos teológicos y frases vengadoras. Al cruzar el umbral se percibe el “perfume” que emana de toda esa humanidad y que parece ondear en el ambiente húmedo que más que respirarlo, se bebe. La ropa se pega al cuerpo y hasta los próceres que figuran en los billetes se ven grasosos. El murmullo es incesante, pero por un extraño fenómeno acústico cada mesa y sus comensales mantiene la intimidad sonora como si lo conversado se negara a salir del microcosmos que conforman.
Toda nueva generación que llega a la urbe a copar las universidades e institutos profesionales piensan (sí, algunos piensan) que la vida nocturna es inventada por ellos o que forma parte de sus respectiva malla curricular como ramo optativo. Pero la verdad es que el “carrete” ha existido desde siempre, con otro nombre eso si. Baco o Dionisio es el santo patrono de todos los carreteros del mundo y desde esa época que la gente se reúne en su nombre. Hasta el cristianismo tiene sus historias etílicas como la de Jesús transformando -maravilla de maravillas- el agua en vino. ¿O acaso la Ultima Cena no fue un gran carrete de despedida?.
En Concepción, la beoda años atrás, se hablaba de la bohemia y aún existen antiguos locales con los mismos fieles y distinguidos clientes. Locales que conviven amigablemente -a veces son vecinos- con los tantos nuevos, hermanados en el copete. Cambian los rostros pero se mantiene el objetivo. A saber: conversar temas profundos que tienen el mismo espesor de la cerveza ingerida…y se van tan rápido por el caño como esta misma conversación. Charlas que son como los dientes de prótesis:
llenos de material inorgánico. Hacer nuevos hermanos de la cofradía dionisiaca, adormecer los sentidos, liberar el cerebro del pensamiento lineal y hacer la vida más interesante, casi significativa. Y por último -o en primer lugar- el objetivo más noble de todo quehacer humano: conocer mozuelas para
llevarlas al río (“una buena muchacha de casa decente no puede salir”).  Objetivo que se cumple en forma directamente proporcional -casi un axioma matemático- dependiendo del talento para-acepten el juego de palabras -"emborrachar” la perdiz y los grados alcohólicos de la victima en cuestión. El amor en los bares esta a la distancia entre un beso y una cerveza.  Ronald.