Contador de Crónicos de Bar

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jueves, 11 de enero de 2007

CAFÉ PABLO NERUDA

Diagonal Pedro Aguirre Cerda 1134 Of. 101


3 tapitas


Oda a la Chela. Conocido también como Pablo Fritura, el Café Pablo Neruda ha resistido incólume el paso del tiempo. Aquí la cerveza reina y sigue siendo uno de los lugares más baratos del circuito etílico/conversacional de la Diagonal Pedro Aguirre Cerda. Lo bueno de este bar es que también se puede comer desde los clásicos hot dog de raíz literaria, como el completo mistral, el anguita, el de rohka, entre otros hasta sus famosas pichangas que al no ser tan grandes, son bastante asequibles. En el Pablo es posible beber también todo el año el tradicional vaso de borgoña –mezcla fría de vino tinto y frutillas en almíbar-, siendo éste uno de sus rasgos distintivos, sin dejar de mencionar la siempre amable atención del sonriente y silencioso Hernán.
Con todo este bar nunca ha pescado mucho. En sus muros hay desde murales mal habidos, hasta afiches de la gordas de Botero, destacando el espacio permanente de sus paredes para grafitear un verso o dejar un saludo, al más puro estilo baño público. La música es al gusto del cliente, lo que lleve será escuchado.
Lo que puede mejorar es la infraestructura, pues aquí sí que hay mesas cojas, además un poco más de higiene en los baños no vendría mal. Se hace indispensable mejorar la circulación de aire y reparar las mesas, también. Más aún cuando el Pablo tiene doble militancia, es decir, se puede almorzar en él y, fiel a sus principios, por pocas lucas. Eso del aroma a fritura puede quedar atrás.
Molgan


Microbar-Fritanguería.
Baratas, ricas, llenadoras, crujientes: las papas fritas no tienen competencia, no señor! me encantan, pero comérmelas no quedar pasá a ellas y esta estrategia comercial que ha creado Neruda para saber que vienes de ahí, no es muy conveniente que digamos, pero bueno sabemos de los intentos para erradicar el olor con ventiladores grandes y chicos que al parecer están confabulados con dicha estrategia, igual se agradece…
El Neruda es una rareza como bar, una chelería sin pretensiones, un tanto estrecha para los días animados que ofrece completos con nombres de poetas y precios convenientes; la decoración con láminas de pinturas famosas sugieren un estilo de collage descuidado y los graffitis en los baños me hacen pensar en parroquianos con ganas de conversación con frases hechas, casi interesante, siempre grata.
Neruda lleva abriendo sus puertas hace cinco años y a pesar de lo incómodo y feo que pueda parecer es un lugar buena onda y acogedor donde Hernán (su dueño) se impone con un sello sereno y respetuoso, casi siempre se encuentra a algún conocido para tomarse una chela tranquilamente escuchando el tema que se pide, todo esto y algo más lo hace un clásico, larga vida al Neruda.
Juanita Tornasol


La sobremesa para ver pasar el día
. La comida, una de las principales razones por las cuáles me mantengo en este mundo y una de las que menos puedo disfrutar a mis anchas. Si alguien me preguntara: “qué cosa haría en exceso bajo la seguridad de no sufrir daño”, sería comer. Lamentablemente el goce absoluto de este placer no sólo esta limitado por los kilitos… sino también por el asunto monetario. Qué difícil encontrar el lugar de colación cotidiana: para todos aquellos que estudian o trabajan por estos lares saben que son pocas las ofertas alimenticias que se pueden sostener en gasto más allá de un par de días: ensaladas, bandejas de colación, menús, etc. están hechas a la medida de un presupuesto que hace tiempo no se ve en Chile, o por lo menos no entre los 17 y los 35 años. Así es como llegué al Neruda, no por su ambiente de noche, no por primera elección cervecera (de hecho para tomar es casi siempre mi última opción), sino simplemente por el almuerzo. Un día fui a colacionar ahí: barato, ajicito en mesa, jugo de fruta, postre, y después, una cervecita y un cigarro, y esa misma fórmula repetida hasta que se va el sol y llegan otro tipo de comensales-bebedores. De comida, por la tardecita y noche, se lucen las pichangas. Sólo cuatro cosas: 1º El Neruda es un lugar bastante sui géneris en cuanto a música, la mala pata es que aún no han sentido la necesidad de cambiar el equipito de música por algo más contundente que resalte su estilo. 2º Además del equipo se necesita urgente una campana, extractor de aire o cualquier cosa para que a uno no lo anden persiguiendo gatos y perritos después de salir de ahí. 3º Saquen la barra del pasillo, hay que tener mucha guata para comer al lado del baño, lo mejor sería poner un par de mesitas en el antejardín, así aprovechamos otro poco el solcito post almuerzo. 4º Habiliten el otro baño de mujeres o pongan un cartel más vistoso advirtiendo que es una ducha, todavía veo incautas haciendo fila fuera de él.
Magnolia

2 comentarios:

Ameecita dijo...

Noooo, la embarro, este blog es lejos muy bueno. Tiene un...no se que...es el lugar ideal pa los ratos de ocio del bohemio bebedor penquista...buenas historias y buena critica.
Del Neruda...buen ambiente, aunke reconozco ke lo prefiero a medio llenar ke saturado de gente, porque esos pasillitos no dejan moverse...y deberian hacer mascomida, pk siempre llego cuando keda lo más penca pa almorzar (aunke igual a las 3 de la tarde dificil ke kede algo). Y lo mejor es la rica malta con huevo...tan piola pa las que como yo no bebemos cuaticamente y ademas tan alimenticia ke te hace ahorrar el completo o...subir excesivamente de peso cuando no te agunatay las ganas de comer...
me encanto el blog
saludos

Unknown dijo...

emm...

creo que los tres comentarios abordan bien lo que mas llama la atencion del Pablo neruda (PN, o peene... como le decimos algunos)
lo piola es que queda a la pasada, buena ubicación,
lo malo es que es muy chico!, onda que derepente el que esta conversando de la mesa del lado termina hablando en tu oido... o el despelote cuando empieza a agrandarse la mesa...
lo bueno de que sea chico, es que siempre te cachan cuando llegas, y te atienden al tiro en la mesa...

de todas maneras prefiero los lugares que tienen más espacio...