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martes, 26 de diciembre de 2006

Quizás Saudade


Raro año el que termina, creo que es el primero del que me haré realmente cargo: todo lo bueno y todo lo malo fue responsabilidad mía, de lo bueno no tanto como debiera o como quisiera, pero para no sonar tan mal agradecida, de lo bueno: una relación que no fue tal. Pero que me dio para estar ocupada o desconcentrada casi todo el año y que para no ser injusta me regaló pasajes maravillosos, momentos bellos que no se me olvidan ni con alzheimer. La verdad, ni siquiera sé bien de qué se trató: yo queriendo e intentando; él haciéndose el hueón y dejándose querer hasta el día del vómito total, cuando salí de mi brutal estado ilusorio e inconexo. Ahora esas mismas luces brillan de otra forma, por lo que intuyo que se aplicará la ley de Lavoissier y la “cosa” no terminará, sino se transformará…
Como sea, cada fin de año me pasa lo mismo, los últimos días de diciembre me llenan de un sentimiento indescriptible y he tratado de verdad he tratado, pero no puedo definir qué mierda es realmente lo que siento. No es pena, no es alegría, no es nostalgia, una mezcla que tiene de todo eso y nada a la vez. No puedo evitar esa sensación de querer hacer balances que no tienen sentido, porque te das cuenta de que todo lo que prometiste al comenzar el año y dijiste con fervor que no te pasaría estuvo presente, no hubo mes que no me arrepintiera de algo, casi siempre acompañado del exceso, si hasta un lavamanos me eché. Creo que en un promedio de dos veces por mes me tomé hasta el agua del florero y eso llevó consigo una historia peor que la otra, no quiero ni acordarme, porque me dan ganas de no salir de mi bunker por semanas.
Otro año y la posibilidad de no mandarse las mismas cagás son más factibles, sólo porque empieza otro año y además como este termina en número impar se supone que traerá mejor suerte, de verdad eso espero. No sé si suerte precisamente, pero la fuerza necesaria para reafirmar mis ganas de hacer las cosas bien y no querer ser una puta avestruz dos veces por mes que canta desde el amanecer a la noche “Algo Contigo” de Calamaro, Vicentino y cuanta versión encontré.
Juanita Tornazol



3 comentarios:

Bravíssima dijo...

Juanita Tornazol, tus palabras, tu historia, tu forma de expresión, me parerce q en algún lugar, en algún momento, en alguna dimensión, he tenido el agrado de disfrutar. Espero tengamos más historias tuyas de bar para disfrutar, porque tengo la tincá de q de esas tienes muchas.

Carlita dijo...

Amiga mia... ti historia se parece tanto a la mia... me salio verso!!!
te juro que al tomar conciencia las cosas mejoran y más si tu lo has hecho, con mayor razón las cosas vendrán mejores. Un abrazo

Anónimo dijo...

Me parese bueno que uno asuma las consecuencias de los actos, pero que la espontaneidad instantánea no desaparezca.
Puedo decir que los años vienen y uno sigue igual, no cambia solo mejora... que la suerte/destino llegue en cada año.
DCC.