Contador de Crónicos de Bar

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miércoles, 18 de abril de 2007

EL TRICIKLO


O`Higgins 1177 - CCP



Tres ruedas y tambaleando. Abrir la puerta y encontrarse con un living-living, es decir, sillones de cuero negro con gente tomando cerveza es algo totalmente distinto a lo que se acostumbra en este tipo de lugares. La principal gracia del bar El Triciclo, es que funciona a tres ruedas. Digamos que el primer piso es el más relajado, está el living, unas cuantas mesas y una barra. Subiendo las escaleras está el segundo piso que es un poco más caótico, sin embargo, tiene un espacio para la música en vivo, lo que siempre es un acierto, además de un par de habitaciones donde se puede disfrutar de la música o la conversación, al gusto del cliente.

La rueda chica vendría a ser este entrepiso, tercer nivel o entretecho, como quieran llamarle, que a veces lo abren, al parecer depende de la cantidad de clientes y la época del año. Los precios son asequibles, aún hay chelas a luca y tienen sandwiches y pizzas baratas y buenas, por lo que se comenta. Este no es un bar muy-muy limpio, a pesar de ello, se han esmerado en los baños pues están en condiciones más que aceptables, hay que destacar la atención es rápida y que los garzones son amables.
Con todo, este espacio no logra forjarse una identidad, ya que no hay una onda definida ni en la decoración, ni en la carta ni en la música que se escucha, sin embargo, tiene potencial, espacio y un público que está mostrando fidelidad. Destaco su excelente ubicación respecto de las micros, qué mejor que locomoción a la puerta, más aún cuando se sale un poco doblado o el viento está muy fuerte. Un dato: acá hay harta mesa coja. Molgan.

¿La Torre de Pizza? Francamente son pocos los monumentos arquitectónicos que pueden sorprender por las fallas técnicas en su construcción que ellos posean, yo sólo recuerdo dos en estos momentos: La Torre de Pisa y Venecia, una se distingue por inclinarse progresivamente, y la otra por hundirse. Ambas, destacadas por su belleza romana, son visitadas por miles de personas al año que se pasean atraídas esperando que nunca ellas culminen su elegante derrumbe. Sin embargo, y como suele suceder en esta cacería de bares, he podido encontrar un criollo ejemplo o malversación de lo anteriormente dicho: El Triciklo que, a pesar de su atención, sus intentos de tener música en vivo, su baño limpio, sus exquisitas pizzas, y su entrañable chimenea en invierno, se obstinó en alojarse en una construcción riesgosa, en la cual, a cada piso que subes, mayores posibilidades de caer estrepitosamente con material de construcción y todo.



Obstinadamente también, en vez de hacer de ello un motivo abierto de protesta, no falta el bebedor que sube las escaleras en busca del rinconcito más apartado; y así, tal como existe y se cuenta el chiste del Hotel para Mujeres, los otros pisos del Triciklo siguen ahí para demostrar que no existe un bebedor satisfecho con dos confortables pisos, ni un comerciante que no quiera tratar de sacar provecho. Magnolia.


Atentado contra el Feng Shui. Qué Conce es una ciudad con onda y cuna de artistas de renombre, no es más que un título ostentoso que hace rato no tiene asidero, por lo menos en lo cercano. Las bandas emergentes, emergen de no sé dónde y algunas se presentan en el Triciklo.
Entonces, se podría pensar que este es el tipo de bar con onda al que se está atento de su agenda de actividades, porque podríamos encontrarnos con alguna revelación que nos hiciera brillar de nuevo el orgullo penquista, pero no!, los jóvenes “artistas” en su mayoría con espíritu rockero que he visto en el lugar, no muestran más que un intento delicado e impetuoso de lo que podría ser un ensayo en el garage de su casa, al que asisten todos sus amiguis que le “avivan la cueca” y toman chela hasta cuando se desmonta el escenario para seguir el carrete en otra parte.

Creo que los números artísticos en el Triciklo, no son más que una estrategia para motivar el gasto, lo que no sería malo si no tuviera ese dejo pretencioso, (para ver el seudo show se te obliga a consumir). Pero no todos los días hay presentaciones, generalmente son los días jueves y sé que las semanas siguientes habrá algunos djs.
La disposición del inmobiliario es nefasta, es horrible enterrarse las puntas de las mesas en el michelín, en general, el lugar no tiene un concepto claro, la carta, el look y la música, están disociados entre sí, no por eso desconoceremos que la comida es rica y barata; en cuanto al servicio, es bastante mejor que en otros lados, pero uno no se puede encariñar con los meseros, porque los cambian constantemente.

Tengo la sensación de que el Triciklo tiene ganas e interés de ser algo más de lo que es actualmente y creo que con visión y buen gusto se podría transformar en una especie de club que tenga su lenguaje propio, desde ya suerte para ustedes. Por ahora no es más que otra chelería oscura y fome a la que se va cuando tu lugar favorito está lleno o hay alguien al que no quieres saludar. Juanita Tornazol.

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